EDUCACIÓN INCLUSIVA EN GUINEA BISSAU

Guinea Bissau es uno de los países más pobres del mundo, donde el 70% de la población vive por debajo
del umbral de la pobreza. Las necesidades del país son inmensas: Guinea Bissau tiene una elevada
mortalidad maternal e infantil, la sanidad está subdesarrollada y el personal sanitario carece de formación.
El panorama del sistema educativo es muy similar, donde los indicadores son alarmantes: tan solo uno de
cada dos niños terminará la educación primaria. Además, la mitad de la población con edades superiores
a los 15 años es analfabeta, un 50,5% en hombres y un 70.4% en mujeres, según el último informe del
World Bank MICS (Multiple Indicator Cluster Survey) publicado en el 2015.

Más allá de las estadísticas, el sistema educativo en Guinea Bissau está en una situación muy crítica: los
recursos financieros son penosos, y el presupuesto destinado a educación por parte del estado es uno
de los más bajos de África, según datos de la UNESCO.

En este contexto, el proyecto APPEHL (Agir pour la pleine participation des enfants handicapés par
l’éducation) nace para facilitar la inclusión de las personas con discapacidad en el entorno escolar. El
proyecto se desarrolla en un total de 14 escuelas en la capital de Bissau y en 12 escuelas de la región de
Oio. Desde que comenzó en 2015, 960 niños y niñas con discapacidad han sido beneficiados por el
programa en Bissau y 333 en la región de Oio. El proyecto de Educación Inclusiva ha sido implementado
por la ONG Humanity & Inclusion (antes Handicap International) en colaboración con el Ministerio de
Educación Nacional y la FADPD-GB (Federação das Associações de Defesa e Promoção dos Direitos das
Pessoas com Deficiência). Financiado por la Unión Europea, UNICEF, la Agencia Francesa para el Desarrollo
y EAC (Educate a Child), este proyecto promueve el acceso universal a la educación y los derechos de las
personas con discapacidad en Guinea Bissau.
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Aisha Darame (9 años) durante una clase de matemáticas, en la escuela UCCLA de Bissau. Aicha se sienta siempre en primera fila debido a su discapacidad
visual, muy frecuente en personas albinas. El albinismo es un trastorno de origen genético y hereditario que provoca la falta de pigmentación en la piel, el pelo
y los ojos. En algunos países de África los albinos son perseguidos y en muchos casos asesinados por brujería. Sin embargo, en Guinea Bissau las personas con
albinismo están cada vez más integradas gracias al trabajo que realiza AAGUIB (Asociación de Albinos de Guinea Bissau) junto con la ONG Humanity & Inclusion.
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Un grupo de alumnos de Ponta Nova (Mansoa, Región de Oio) se dirige hacia el terreno de juego frente a la escuela. Usher Oliveira Sanca, beneficiario
del Proyecto Integrado de Educación Inclusiva, Protección y Detección Precoz de las Discapacidades en la región de Oio, encabeza el grupo. Usher, a
pesar de su discapacidad motora y su movilidad reducida, puede caminar y le gusta mucho el ejercicio físico.
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Lamine (12 años) carga sobre su espalda a Abdulai (6 años) al terminar la escuela. Abdulai tiene una discapacidad motora que le impide caminar, por eso
cada día su primo Lamine le porta sobre la espalda de casa al colegio y viceversa. Su primos Lamine asiste a la misma escuela y está pendiente en todo
momento del pequeño Abdulai. Gracias a Lamine y a su ayuda, Abdulai puede ir a la escuela. Su familia es su gran apoyo, todo su entorno le protege y le
ayuda a salir adelante, lo que ayuda mucho a que Abdulai no se sienta ni excluido ni diferente.
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Abdulai de Matos (6 años), durante un ejercicio de lectura en la escuela. Abdulai tiene una discapacidad motora en los brazos, en las piernas y en el habla,
sin embargo esta dificultad no le impide ir a la escuela cada día.
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Aicha juega con sus compañeros de clase a la salida de la escuela UCCLA de Bissau. Aicha es albina y tan solo tiene una pequeña discapacidad
visual además de una piel muy delicada, lo que no le impide jugar y divertirse como el resto de niños de la escuela. Es una niña muy participativa y
está muy integrada en el entorno escolar. “Me encanta venir a la escuela, me divierto mucho. Cuando sea mayor, quiero ser profesora” comenta.
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Usher Oliveira Sanca, beneficiario del Proyecto Integrado de Educación Inclusiva, Protección y Detección Precoz de las Discapacidades en la región
de Oio, se dirige hacia el terreno de juego junto a sus compañeros situado a pocos metros de la escuela de Ponta Nova. A pesar de su discapacidad
motora y su movilidad reducida en los brazos y las piernas, le gusta mucho el ejercicio físico.
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Ivanca (14 años) realiza un ejercicio de cálculo en la pizarra durante una clase de matemáticas en la escuela UCCLA de Bissau. Ivanca nació con una
discapacidad motora debido a problemas en el parto: tiene dificultad para caminar, hablar y escribir, sin embargo, siempre se ofrece voluntaria
durante las clases para hacer los ejercicios. Tiene mucha voluntad, se esfuerza por mejorar constantemente para obtener cierta movilidad y autonomía.
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Aicha juega junto a sus compañeros a la salida de la escuela en el barrio de Missira en Bissau. Aicha tiene una pequeña discapacidad visual derivada
de su albinismo, aunque esto no le impide jugar y divertirse como el resto de niños de la escuela. Aicha es una niña muy risueña, participativa y está
muy integrada en el entorno escolar.
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Areninia Correia observa atentamente como escribe su hermano. Areninia tiene una malformación congénita en la pierna izquierda, por lo que camina con
dificultad. Tiene cierta movilidad aunque se cansa mucho. “Llora cada día cuando ver marchar a sus hermanos a la escuela. Ella también quiere ir, pero no
puede porque le duele mucho la pierna y no es capaz de caminar hasta la escuela, está demasiado alejada”, comenta su madre. La escuela más cercana está
a más de 4km de su casa, por eso sus hermanos le enseñan lo que aprenden cada día y hacen los ejercicios con ella mientras buscan una solución para que
pueda asistir a clase. Canchungo, Cacheu, Guinea Bissau.
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Lamine (12 años) estrecha las manos de su primo Abdulai (6 años). Abdulai camina sobre sus rodillas, tiene una discapacidad motora que le impide
caminar de otra manera. A pesar de esta dificultad, Abdulai va todos los días a la escuela de Cuntum Sobrade, en Bissau. Le cuesta trabajo escribir,
hablar y caminar, pero se esfuerza mucho y mejora poco a poco. Su familia, y en concreto su primo Lamine, son un gran apoyo para él; todo su
entorno le protege y le ayuda a salir adelante y superarse cada día.
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Aicha (8 años) realiza un ejercicio de cálculo en la pizarra durante una clase de matemáticas. Aicha tiene una discapacidad visual derivada de su albinismo,
aunque esto no le impide asistir a clase y aprender como el resto de niños de su edad. Va a la escuela UCCLA de Missira (Bissau) cada día y siempre se
ofrece voluntaria para salir a la pizarra y resolver los ejercicios que propone la profesora.
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Solita de Matos da de comer a su hijo Abdulai después de la escuela. Abdulai tiene una discapacidad motora provocada por una complicación durante
el parto que le impide mover los brazos libremente y no puede comer solo, por eso necesita ayuda. Su familia es su gran punto de apoyo, en casa su
madre está siempre pendiente de él. Todo su entorno le protege y le ayuda a salir adelante, lo que ayuda mucho a que Abdulai no se sienta ni excluido
ni diferente a los demás.
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Mariama Turé (18 años) juega con su hermana. Le encanta jugar con los más pequeños de la casa y reírse con ellos. Mariama tiene una discapacidad
intelectual muy leve, que no le impide llevar una vida normal y participar en todas las actividades de la vida cotidiana. Canchungo, Cacheu, Guinea Bissau.
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Bibiana ayuda a su amigo Abdulai a ponerse la mochila al finalizar la clase. Abdulai de Matos (6 años), tiene una discapacidad motora en los brazos que le
impide realizar algunos movimientos, como colgarse la mochila sobre la espalda. A pesar de su diversidad funcional, Abdulai va todos los días a la
escuela. Tanto sus hermanos como sus compañeros de clase, todos le ayudan con las tareas que le cuestan más trabajo.
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Abdulai ejercita sus piernas con la ayuda de unas barras de hierro que su padre ha instalado en el patio trasero de su casa, en el barrio de Cuntum, en
Bissau. Abdulai tiene una discapacidad motora que le impide caminar, por eso hace ejercicios cada día para ganar fuerza y movilidad en las piernas y
en los brazos. Su familia le apoya, le protege y le estimula mucho. Abdulai tiene una gran fuerza de voluntad y eso le permite mejorar cada día y ganar
movilidad.
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Un grupo de alumnos de 2º curso juega al aire libre frente a la escuela de Escuela de Ponta Nova, Mansoa, Región de Oio (Guinea Bissau). La
escuela de Ponta Nova es una de las 11 escuelas piloto del Proyecto Integrado de Educación Inclusiva, Protección y Detección Precoz de las
Discapacidades en la región de Oio.
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Usher Oliveira Sanca, celebra con alegría la victoria de su equipo de juego junto a sus compañeros durante una clase de Educación Física. A pesar de
su discapacidad motora y su movilidad reducida, le gusta mucho jugar con sus compañeros y asistir a la escuela. La escuela de Ponta Nova es una de
las 11 escuelas piloto del Proyecto Integrado de Educación Inclusiva, Protección y Detección Precoz de las Discapacidades en la región de Oio.
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Abdulai de Matos espera pacientemente tumbado en la cama mientras su madre le desviste después de llegar de la escuela. Abdulai de Matos (6 años),
tiene una discapacidad motora en los brazos y las piernas que le impide realizar algunos movimientos, como vestirse y desvestirse. A pesar de su
diversidad funcional, Abdulai hace ejercicios todos los días para ir ganando movilidad poco a poco. Tanto su familia como sus compañeros de clase,
todos le ayudan con las tareas que le cuestan más trabajo.
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Ivanca Gomes junto a su primo Nautaran a la salida de la escuela. Ambos tienen una discapacidad motora, aunque siempre han ido a la escuela y
están muy integrados en el entorno escolar.
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Gedião Mendes, en el centro de la imagen, viendo un partido del Mundial 2018. Gedião es sordo de nacimiento y nunca le enseñaron a hablar. En el colegio
de Oio al que acude apenas comunica con sus profesores. Junto a Miguel y Wilson, que van a la misma escuela y también tienen esta discapacidad,
han desarrollado un lenguaje de gestos propio que les permite entenderse. A sus padres les gustaría enviarlos a una escuela especializada en Bissau,
pero no cuentan con recursos económicos para ello.
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Usher Oliveira Sanca (8 años), junto a su familia frente a la casa familiar en Ponta Nova, Mansoa, Región de Oio (Guinea Bissau). Usher tiene una discapacidad
motora, visual y de habla, aunque su diversidad funcional no le impide ir a la escuela cada día. Toda su familia, y especialmente su abuela, se ocupa de él
y le cuida desde que su madre se marchó, al descubrir que su hijo tenía una discapacidad. Usher va a la escuela y está muy integrado en la clase.